Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1854-1856 (Cortes Constituyentes de 1854 a 1856)
Sesión: 24 de enero de 1856
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 297, 10.159
Tema: Proposición de ley presentada por Sagasta autorizando al Gobierno para levantar un Crédito de 100 millones de reales para la reparación de las carreteras

El Sr. SAGASTA: Señores, nunca he tenido más recelo que hoy, al hacer uso del deber que tiene un Diputado de tomar la iniciativa en las leyes, y muy especialmente en las leyes administrativas; porque el Diputado aislado, sin más recursos que su buen deseo, sin más datos que su celo, no puede traer estas cuestiones con la perfección que puede y debe traerlas el Gobierno, que cuenta con todos los recursos necesarios, que dispone de todos los datos de que ha menester, y que tiene un personal para llevarlo a cabo.

Pero, señores, al oír el clamor que un día y otro día, aquí y fuera de aquí, se levantaba contra el estado de las carreteras; al observar que el Gobierno no adoptaba una medida eficaz sobre esto, yo me vi en la necesidad de tomar la iniciativa presentando esa proposición de ley.

¿Qué he de decir yo, Sres. Diputados, en su apoyo? ¿He de decir que las carreteras están malas? ¿He de decir que la capital de la Monarquía está en completa incomunicación con el resto de España? ¿He de decir que las provincias de nuestro litoral distan más en el día que las playas del Báltico? Todo eso lo habéis visto vosotros; todo eso lo ha repetido la prensa; todo eso lo ha sentido, y es peor, el que desgraciadamente ha tenido que encomendar sus intereses a las carreteras con el temor de perderlos, y más aún, el que ha tenido que ponerse en camino con peligro de su vida. Lo único que diré es que el mal no viene de hoy ni de ayer; que es de siempre. Las carreteras, señores, las vías de comunicación están expuestas a todos los elementos de destrucción del tiempo y del tráfico, y son por consiguiente perecederas. Si los medios que se adoptan por el Gobierno son mayores que los elementos de destrucción, entonces las carreteras se conservan en buen estado; si, por el contrario, estos medios son menores, las carreteras se pondrán en tal situación, que el mal quizás no tendrá ya remedio.

Esto es lo que ha sucedido; esto es lo que sucede en el día, que se están invirtiendo grandes cantidades en las vías de comunicación, cantidades importantes que, en el estado en que se encuentran las carreteras, se enterrarán en el lodo de las mismas en onzas de oro.

De cualquier modo, señores, habiendo llegado al estado de las carreteras a un término insoportable, era necesario pensar en un remedio racional y posible, y para mí el remedio es el que yo indico en la proposición que acaba de leerse.

Sin embargo de todos los clamores que aquí se han levantado contra el mal estado de las carreteras, el Gobierno no había tomado absolutamente precaución ninguna para evitarlo, y únicamente a los cinco días de haber tomado yo la iniciativa ha venido el Gobierno con su proyecto con el mismo objeto. Si la proposición que yo he tenido la honra de presentar hace algún tiempo, y de que sin duda todos los Sres. Diputados no han tenido conocimiento porque hasta ayer no se han reunido las secciones: si esa proposición, digo, ha sido la causa de que el Gobierno haya tomado la iniciativa, yo me doy por alto la enhorabuena; el hecho me basta a mí, porque mi gloria está en la felicidad del país, hágala quien quiera.

De cualquier modo, siendo el mismo el pensamiento de la proposición que el del proyecto que ha presentado el Gobierno, me atrevo a suplicar a las Cortes se dignen tomarla en consideración y mandar que pase a la misma Comisión que entiende en el proyecto de ley del Gobierno.



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